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¡Por la memoria, la verdad y la justicia, ayer y hoy!

¡Por la memoria, la verdad y la justicia, ayer y hoy!

El 1 de abril de 2025 se cumplen 61 años del golpe cívico-militar que dio inicio a una de las etapas más oscuras de la historia brasileña. El golpe de 1964, articulado por sectores de las élites económicas, conservadores, los grandes medios de comunicación y militares, con el apoyo explícito de los Estados Unidos de América, instauró un régimen autoritario que restringió las libertades civiles, persiguió, torturó y asesinó a opositores políticos, y aseguró el mantenimiento de la explotación capitalista periférica en nuestro país bajo el pretexto de preservar la “seguridad nacional” y enfrentar el comunismo.

Es importante destacar cuatro aspectos fundamentales sobre el golpe de Estado de 1964 que derrocó a João Goulart. En primer lugar, el golpe ya se gestaba desde 1961, en el contexto de la toma de posesión del presidente. La clase política hegemónica, los empresarios y sectores conservadores veían a Goulart con desconfianza debido a su cercanía con el sindicalismo e intentaron obstaculizar su ascenso al poder.

En segundo lugar, la oposición al gobierno de Goulart se intensificó con las Reformas de Base propuestas por su administración, un programa que establecía una agenda de debate sobre los obstáculos estructurales de la sociedad brasileña. Entre ellas se incluían la reforma agraria, tributaria, electoral, bancaria, urbana y educativa.

En tercer lugar, es fundamental resaltar la participación central de los principales medios de comunicación de la época en la ejecución y sostenimiento del golpe, entre ellos Folha de S. Paulo, O Estado de S. Paulo, Jornal do Brasil y O Globo. Este último, en su editorial del 2 de abril de 1964, publicó la frase “Ressurge a Democracia”. Roberto Marinho celebró entusiastamente el golpe militar en su periódico: “Salvados de la comunización que rápidamente se preparaba, los brasileños deben agradecer a los valientes militares que los protegieron de sus enemigos”.

En cuarto lugar, y como un aspecto de gran relevancia para el Pontón de Cultura Pátria Grande, es necesario destacar el apoyo de los Estados Unidos al golpe, tal como lo hizo en varios países latinoamericanos. Este apoyo se materializó en el financiamiento de políticos brasileños proestadounidenses en las elecciones de 1962, en el respaldo económico a institutos de carácter conservador como el IBAD (Instituto Brasileño de Acción Democrática) y el IPES (Instituto de Investigaciones y Estudios Sociales), que producían contenidos para desestabilizar el gobierno de Goulart, así como en el apoyo militar y logístico a los golpistas a través de la Operación Brother Sam. Dicha operación se puso en marcha con el envío de un buque cisterna, un portaaviones, cuatro destructores, además de 110 toneladas de armas, diez aviones de carga y seis cazas. Sin embargo, la operación no se llevó a cabo porque el general golpista Castelo Branco informó al embajador de Estados Unidos en Brasil, Lincoln Gordon, que ya no era necesario su apoyo.

El tema de la participación de los Estados Unidos en los preparativos y en la consolidación del golpe es especialmente importante para nuestro Pontón, considerando que la acción imperialista estadounidense en países no alineados con sus intereses ha sido histórica y sigue siendo continua. Ya sea a través de intervenciones militares, propaganda, bloqueos económicos, financiamiento directo de golpes de Estado o apoyo a organizaciones y personas que desestabilizan gobiernos nacionales, Estados Unidos ha dejado sus huellas en todos los golpes de Estado ocurridos en América Latina, así como en su mantenimiento. Los asesinatos, las torturas, las desapariciones y todo el sufrimiento vivido y la sangre derramada en nuestra América Latina por quienes se atrevieron a luchar por el bien común, desde el siglo pasado hasta hoy, llevan la marca del imperialismo estadounidense.

Nada de esto puede ser olvidado. No podemos olvidar eventos como el Acto Institucional Nº 5 (AI-5), por ejemplo. Decretado en 1968, este representó el punto máximo del autoritarismo instaurado por el golpe de 1964. Se suspendieron los derechos civiles, se cerró el Congreso Nacional y se implementó una censura generalizada. Las persecuciones políticas, las detenciones arbitrarias y la tortura se convirtieron en prácticas institucionalizadas. El AI-5 simbolizó la institucionalización de la violencia estatal y el silenciamiento de cualquier disidencia. Tampoco deben olvidarse las miles de personas asesinadas, desaparecidas y torturadas: mujeres, hombres, negros, blancos, indígenas, LGBTQ+, niños, adolescentes, estudiantes, trabajadoras y trabajadores del campo y de la ciudad.

¿Y por qué es tan importante no olvidar?

El ascenso del autoritarismo protagonizado por Bolsonaro responde a esta pregunta. Marcados por un discurso abiertamente nostálgico respecto a la dictadura, Bolsonaro y la extrema derecha representan la continuidad simbólica y política del autoritarismo impulsado por los sectores más conservadores y reaccionarios del país. Sectores que elogian a torturadores, se identifican con el imperialismo estadounidense y claman por un golpe de Estado. Sectores que niegan derechos, atacan la libertad de expresión y atentan incluso contra el ya condescendiente sistema democrático burgués, perpetuador de la desigualdad.

Pero estaríamos equivocados si pensáramos que se trata únicamente de una continuidad simbólica y política del autoritarismo. El intento de golpe de Estado en 2023 dejó en evidencia una continuidad material, con una participación significativa de militares y civiles, tal como ocurrió en 1964. No obstante, la dimensión, organización y redes de apoyo en esta ocasión fueron mucho menores.

En 2024, las investigaciones de la Policía Federal revelaron una trama golpista cuyo objetivo era asesinar a Lula y a su vicepresidente, Geraldo Alckmin, elegidos en 2022. Asimismo, se planeaba un atentado contra el ministro del STF, Alexandre de Moraes, debido a su labor jurídica en la lucha contra las fake news difundidas por grupos bolsonaristas y otras acciones bajo su responsabilidad, como la investigación de los eventos del 8 de enero. A comienzos de este año, la Procuraduría General de la República presentó ante el STF denuncias contra Bolsonaro y otros aliados involucrados en el complot, convirtiéndolos en acusados. Entre ellos, cinco militares se convirtieron, por primera vez en la historia, en reos juzgados por la Corte Suprema.

¡Dictadura nunca más!
¡Tortura nunca más!
¡Sin amnistía para golpistas!
¡Socialismo para toda América Latina o barbarie!

Sugerencias de películas sobre democracia política y regímenes autoritarios:

  • Bautismo de sangre (2006)
  • La democracia en peligro (2019)
  • El año que mis padres se fueron de vacaciones (2006)
  • Cabra, marcado para morir (1984)
  • Zuzu Angel (2006)
  • Marighella (2019)
  • Cuatro días de septiembre (1997)
  • Que bom te ver viva (1989)
  • Todos son mis hijos (2019)
  • La historia oficial (1985)
  • Aún estoy aquí (2024)

Firman:

João Arthur Ribeiro Gonçalves Monte Rocha - Colaborador de la Fábrica de Imagénes y del Pontón de Cultura Pátria Grande.

Joan Rocha - Agente Cultura Viva del Pontón de Cultura Pátria Grande.

Marcos Antonio Monte Rocha - Coordinador de Fábrica de Imagens y del Pontón de Cultura Pátria Grande.

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