
El número de refugiados en el mundo ha batido récords en los últimos años, alcanzando más de 120 millones de personas de diferentes países para 2025, obligadas a abandonar sus hogares, territorios o países debido a conflictos, violencia, persecución, entre otras causas.
Sin embargo, quien imagine que el flujo de refugiados se dirige hacia los países capitalistas centrales se equivoca. Esto es un mito. En los últimos años, por ejemplo, los países que han recibido más refugiados han sido Turquía, Irán, Colombia, Alemania y Uganda. En general, quienes buscan refugio lo encuentran en países vecinos y en países de ingresos bajos y medios. Por otro lado, los países de origen del mayor número de refugiados son Siria, Afganistán, Venezuela, Ucrania, Sudán del Sur, Sudán, Myanmar, la República Democrática del Congo y Somalia, países marcados por conflictos internos, inestabilidad y participación en guerras.
Es importante destacar la diferencia entre refugiados e inmigrantes, que consiste en el desplazamiento forzado de los primeros debido a las razones mencionadas y la imposibilidad de regresar a su lugar de origen, lo que requiere el apoyo y la protección de los Estados que los acogen.
Pero más allá de este marco conceptual y formal, es importante no caer en el discurso hegemónico y genérico de la “crisis humanitaria”, que generalmente atribuye la responsabilidad de estas crisis, ampliamente difundidas por los medios burgueses, únicamente a los países, regiones y sus gobiernos. Por lo tanto, es cada vez más esencial profundizar en la crítica, lo que nos llevará a observar la centralidad del capitalismo en la crisis de refugiados.
Al respecto, Slavoj Zizek, en un texto de 2015, ya señaló que “fue la intervención europea en Libia la que sumió al país en el caos. Fue el ataque estadounidense a Irak el que creó las condiciones para el surgimiento de ISIS [Estado Islámico de Irak y el Levante]. La guerra civil en curso en la República Centroafricana no es solo una explosión de odio étnico”.
Al comentar el caso del Congo, Zizek señala que en 2001, una investigación de la ONU sobre la explotación ilegal de recursos naturales en el Congo reveló que se producen conflictos internos para obtener acceso, control y comercio de cinco minerales fundamentales: coltán, diamantes, cobre, cobalto y oro. Bajo el pretexto de la guerra étnica, podemos identificar el funcionamiento del capitalismo global.
Por lo tanto, es imposible separar la gran crisis humanitaria de refugiados sin prestar atención no solo a la lógica del capital, sino también a la acción imperialista de estas economías capitalistas centrales, especialmente Estados Unidos. La producción de refugiados es un efecto secundario del depredador orden político-económico global.
Un orden que produce lo que Zizek llama estados fallidos, donde la autoridad pública es inoperante... resultado de la economía y la política internacional» o fruto de procesos de intervención militar directa, como en los casos de Irak y Libia. La crisis humanitaria, genérica para la ONU de refugiados, es, por lo tanto, producto de un orden económico colonial-capitalista.
En el contexto actual, no olvidemos a los casi 6 millones de refugiados palestinos. ¡Viva Palestina! ¡Palestina libre!
En este 20 de junio, el Pontão de Cultura Pátria Grande se une en solidaridad con los más de 120 millones de refugiados en todo el mundo, denunciando la visión pasteurizada y occidentalizada de los organismos internacionales sobre esta problemática global, y señalando la necesidad de profundizar nuestra crítica e invertir en estrategias y mecanismos para superar la lógica que sigue destruyendo y matando en nuestro planeta.
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